En cuanto a la brucelosis, ha descendido «aunque se considera que sólo se identifican como laborales un 10% de los casos de brucelosis profesional». También alerta el informe del retroceso de las dermatitis producidas por el cemento, una de las más frecuentes en el sector de la construcción; situación que se produce por las medidas de higiene en el lugar de trabajo y la modificación de algunos componentes del cemento. Sin embargo, se aprecia «la continua aparición de productos capaces de producir alertas cutáneas, lo que hace que las cifras de dermatosis sean aún muy elevadas».
También se aprecia un gran número de lesiones articulares y tendinosas, relacionadas con las posturas inadecuadas o repetición de determinados gestos posturales. En cuanto a los problemas neurológicos originados por disolventes, el informe alerta que suelen pasar inadvertidos.
Según los datos del informe, en el 86% de los casos las enfermedades relacionadas con el desarrollo del trabajo se refieren a problemas osteomusculares, y le siguen en incidencia las lesiones cutáneas, que suponen alrededor de un 8% del total; y las causadas por agentes químicos, que son sólo un 2%, el mismo porcentaje que las enfermedades infecciosas y parasitarias.
El informe reconoce que el mejor conocimiento de las enfermedades profesionales, así como en qué actividades y lugares ocurren, permitiría elaborar acciones preventivas más eficaces y promover un diagnóstico precoz para favorecer su tratamiento a los primeros síntomas. La nueva lista de enfermedades profesionales las divide en las causadas por agentes químicos (en las que se incluyen como nuevos agentes el antimonio y los derivados epóxidos); las relacionadas con los agentes físicos (que incorporan como nuevas enfermedades las oftálmicas por rayos ultravioleta y los esfuerzos de voz, así como las osteomusculares relacionadas con las posturas forzadas y la sordera profesional) y las causadas por agentes biológicos, que añaden entre otras la micosis y la legionella. También se incluyen nuevos factores en las causadas por inhalación de sustancias; las enfermedades de la piel y las causadas por agentes carcinogénicos, como berilio, éter, cadmio, hidrocarburos, polvo de madera, radón, etcétera.
La nueva lista incluye nuevas sustancias y amplía los trabajos y tareas susceptibles de producir la enfermedad. Desde el propio Ministerio de Sanidad y Consumo se reconoce que el sistema de Registro de Enfermedades Profesionales «no es un sistema de información y vigilancia», capaz de desencadenar actuaciones de prevención, inspección o control; «sino qe constituye un registro de aquellos daños de origen laboral que han sido objeto de notificación y posterior prestación económica como enfermedad profesional». Según los expertos, con la nueva lista las enfermedades profesionales se multiplican por diez.
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