El científico James Sherley, uno de los 30 profesores negros del prestigioso centro universitario Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) de Estados Unidos, iniciará pronto otra huelga de hambre en protesta por los prejuicios raciales que percibe detrás de su despido.
La presidenta del MIT, Susan Hockfield, decidió negar la renovación del contrato de Sherley, biólogo experto en células madre, y le ordenó abandonar su laboratorio antes del 30 de junio.
La propia dirección del instituto se había comprometido, a instancias de Sherley, a analizar la posibilidad de que estuviera actuando con sesgo racial en su política de recursos humanos. Ahora, cesa al profesor que elevó la queja.
La treintena de profesores negros del MIT son una ínfima minoría entre los 970 con los que cuenta en total el centro universitario. "No sé qué sucederá, pero no tengo planes de mudarme", dijo Sherley a IPS. También anunció que pronto comenzará su segunda huelga de hambre para protestar por el tratamiento que las autoridades del MIT le dieron a su caso.
"No creo que nadie que le eche un vistazo a este caso pueda decir que no se cometió una injusticia. Lo que trato de hacer es encontrar una conciencia moral aquí en el MIT", sostuvo Sherley.
En febrero, el científico debió pasar 12 días en huelga de hambre para que el MIT accediera a investigar la posible discriminación racial en su perjuicio. Era el único negro en su departamento.
El caso de Sherley dividió a la comunidad del MIT. Profesores conocidos a nivel internacional como Noam Chomsky exigieron una investigación sobre el proceso de cese y sobre las quejas de su colega.
Al mismo tiempo, los compañeros de departamento de Sherley reclamaron al MIT que no reconsidere el despido.
El científico recibió el apoyo de algunos colegas negros, como el profesor de ingeniería mecánica James H. Williams.
El propio Williams realizó una huelga de hambre en 1991 para llamar la atención sobre las oportunidades de educación brindadas a estudiantes pertenecientes a minorías en el MIT. En ese momento era el único negro en toda el área de ciencia e ingeniería de esa institución.
Otros decidieron mantener silencio para asegurarse en sus puestos, dijo a IPS una joven profesora que pidió mantener su identidad en privado.
"Las autoridades del MIT nos pidió a los profesores que no habláramos con la prensa. Podría dañar mi carrera, aquí o en otros centros universitarios. Nos hemos aconsejado unos a otros no hablar con la prensa", manifestó.
Sherley recordó que puso fin a la huelga de hambre de febrero cuando Susan Hockfield, la presidenta del MIT, acordó negociar con él su permanencia en el cargo y encontrar una solución a la escasa cantidad de profesores negros en el instituto.
Memorandos internos obtenidos por IPS dejan en evidencia que las negociaciones se habían roto ya el mes pasado.
"El periodo en el cargo y el proceso de queja en torno del profesor Sherley concluyeron", anotó el preboste del MIT, Rafael Reif, en una memorando dirigido el 11 de abril a Kenneth Manning, profesor del instituto que negociaba en nombre del científico cesado.
"No hubo avances hacia una mediación profesional sobre las diferencias", escribió la presidenta Hockfield en una carta enviada el 3 de mayo al propio Sherley, en la que lo exhortaba a prepararse para la vida fuera del MIT.
Sherley cree que la administración del MIT no actuó de buena fe durante las negociaciones a puertas cerradas.
"Cuando analizamos todo el proceso, la presidenta y el preboste solo querían sacar la cuestión de la luz pública y que se retiraran todos los reporteros", afirmó.
Una portavoz del MIT dijo a IPS que el instituto no tenía comentarios que formular sobre el caso.
Durante las negociaciones, la presidenta, el preboste o el decano del MIT pudieron haber ofrecido a Sherley otro periodo de trabajo en otro departamento de ciencias del centro universitario, dijo a IPS Jonathan King, profesor de biología molecular del instituto.
En el pasado, hubo ofertas para mantener a diversos profesores dentro del MIT, recordó. En esos casos, "el rector o el preboste reconoce que la universidad necesita a esa persona y que el departamento no puede evaluar adecuadamente el aporte del candidato", explicó King.
En cambio, en el caso de Sherley, "la presidenta al parecer decidió no hacer una oferta", y "eso es un error", agregó. "Necesitamos diversificar el MIT por el bien de los estudiantes. Ellos deben ver una universidad de color."
"No acuso a los compañeros de James" Sherley en su departamento, sino "al preboste y a la administración", añadió.
El MIT anunció el 2 de abril, mientras la negociación con Sherley se encaminaba al fracaso, que ya había designado a los miembros de un comité interno que revisaría posibles casos de discriminación racial en las contrataciones.
"Hemos necesitado desesperadamente durante años un comité", dijo King. Pero las contrataciones no es la única respuestas, sino que debe complementarse con la voluntad de mantener los profesores que ya tiene, como Sherley, según su colega.
El sesgo en perjuicio de los miembros de minorías en las contrataciones académicas del MIT no es intencional, pero debe ser atacado, según King. "El problema es estructural. Supera el tratamiento que se haya dado a un individuo."
"Sus colegas pueden decir: 'Soy un buen tipo, no quiero hacerle mal.' Y eso era cierto en las plantaciones del sur. Y también cuando no había mujeres en el cuerpo docente del MIT. Los profesores que le negaban cargos a las mujeres podrían haber jurado sobre una pila de biblias que no las discriminaban", concluyó King.
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