Al menos uno de cada tres accidentes con consecuencias graves que se produce en el ámbito laboral está provocado por los efectos del alcohol o las drogas, según se desprende de la jornada ‘Drogas, alcohol y trabajo, una perspectiva desde la seguridad y salud laboral’, organizada por la Fundación Prevent en colaboración con el Port de Barcelona, MC MUTUAL, la Sociedad Castellana de Seguridad y Medicina del Trabajo y Bankpime.
Durante su intervención, el doctor Gabriel Rubio Valladolid, coordinador del Programa de Alcoholismo de los Servicios de Salud Mental del Distrito del Retiro, habló de las consecuencias que tiene el consumo de alcohol en el lugar de trabajo e indicó que, en cuanto a la dependencia, “hay que fijarse más en la actitud de la persona hacia el alcohol que en la cantidad consumida”.
El doctor Rubio hizo un perfil aproximado del alcohólico en el puesto de trabajo como un varón de entre 25 y 40 años, de bajo nivel social y perteneciente a sectores como la construcción, el transporte o la hostelería. Asimismo, destacó la necesidad de saber elegir correctamente al responsable y contar con el apoyo de sindicatos y dirección, entre otras acciones, como requisitos fundamentales para implantar con éxito programas de prevención y tratamiento en las empresas.
Por su parte, el abogado de Cuatrecasas, Juan Antonio Linares, abordó el contexto legal del consumo de drogas en el trabajo y las dificultades que encuentran los empresarios a la hora de enfrentar un caso de alcohol o drogas y explicó que éstos pueden aplicar la potestad disciplinaria de la empresa, “pero antes deben comprobar que se dan una serie de requisitos como incumplimientos graves y culpables, que perjudique al rendimiento o que sea una actitud habitual”.
Despidos procedentes e improcedentes
Linares añadió que, si se carece de habitualidad, el despido será más complicado, pues “al tiempo que los tribunales hacen una interpretación muy flexible, si sólo hay ocasionalidad, no será un despido procedente” y subrayó que muchas empresas aplican la ruptura de la buena fe contractual para fundamentar sus despidos.
Otra posible vía para enfrentar el consumo de drogas y alcohol es la realización de controles preventivos, lo que supone enfrentarse a los derechos fundamentales del propio trabajador, indicó el abogado de Cuatrecasas, por lo que recomendó la realización de una evaluación casuística de cada puesto de trabajo que permita determinar si las características de dicho empleo motivan la realización de los controles preventivos. “Hay que tener en cuenta que el empresario esta obligado a velar por la integridad de todos sus trabajadores”, concluyó.
Finalmente, el doctor Narciso Amigó de Bonet, jefe del Servicio Médico del Puerto de Barcelona, relató las consecuencias del consumo de drogas desde su experiencia en el Puerto de Barcelona y subrayó el papel relevante que deben jugar, tanto las administraciones como los mismos empresarios, para llegar a solucionar dicho problema.
Amigó explicó que, en el Servicio Médico del Puerto de Barcelona, los trabajadores se enfrentan a grandes cargas de trabajo, con maquinaria pesada y con un importante estrés laboral, por lo que la negociación ha sido clave para conseguir una correcta política de prevención y detección. Así, en su convenio colectivo, se recoge como falta grave la negativa a realizar los controles de alcohol o drogas y, en caso de producirse algún positivo, se realiza un contraanálisis y el trabajador pasa a un grupo de prevención y ayuda, en el que se pactan una serie de controles semanales. “Si persisten los positivos, se le aparta del trabajo con baja médica y la empresa financia un tratamiento en un centro externo”, aseguró.
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