La depresión causa disminuciones significativamente superiores de la productividad laboral cuando aparece acompañada por condiciones habitualmente concurrentes con esta patología como son la fatiga, los problemas del sueño o la ansiedad, según un estudio que se ha presentado hoy en el 160 encuentro anual de la Asociación Americana de Psiquiatría en San Diego (Estados Unidos), informaron esta semana los laboratorios Eli Lilly y Boehringer Ingelheim.
Así, el estudio utilizó una base de datos integrada con requerimientos sanitarios y encuestas de casi 14.000 empleados de dos grandes empresas de Estados Unidos, y para medir el impacto de la depresión y de otros trastornos crónicos, los investigadores analizaron los datos del gasto sanitario y del 'presentismo', término acuñado para definir la menor productividad de empleados enfermos mientras están en su puesto de trabajo (por ejemplo, a partir de las estimaciones que realizaban los empleados de su propia productividad durante la jornada laboral).
Entre los diez trastornos físicos y mentales más prevalentes que se sometieron a estudio, la depresión obtuvo por sí sola el peor efecto sobre la productividad laboral, y tal efecto fue mayor cuando la fatiga, los problemas del sueño y la ansiedad estaban también presentes. Además, mientras que la depresión tenía efectos adversos significativos sobre la productividad en la ausencia de otros trastornos comórbidos, los efectos de estas patologías en la ausencia de depresión no eran tan pronunciados, según el estudio.
"Mientras que la depresión por sí misma tiene un impacto económico significativo, el efecto negativo tanto sobre la productividad en el lugar de trabajo como sobre los costes sanitarios puede ser considerablemente superior cuando los empleados que están deprimidos sufren también otras enfermedades", afirmó el doctor Ronald C. Kessler, profesor de Política Sanitaria de la 'Harvard Medical School de Boston' (Massachussets, Estados Unidos).
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