Sucede todos los años. Cuando el termómetro se pone cuesta arriba siempre resurge el debate sobre la conveniencia o inconveniencia de la jornada intensiva, una fórmula que permite a los trabajadores concentrar toda su actividad laboral por la mañana, evitando las durísimas tardes estivales. Precisamente éste es uno de los motivos que esgrimen los sindicatos para convocar huelga en el sector de la construcción para los próximos 12 y 13: alargar en dos semanas el horario especial de verano, adelantando la fecha de comienzo hasta el 13 de junio (en 2006 se empezó el 26), y prolongando la de finalización hasta el 31 de agosto (el pasado ejercicio se acabó el 18).
Y es que los efectos del cambio climático se hacen ya patentes, y los primeros en pagarlos son todos aquellos de desarrollan sus ocupaciones profesionales al aire libre. Ayer, por ejemplo, los termómetros marcaban temperaturas superiores a los 32 grados a la sombra, o lo que es lo mismo cinco grados por encima del límite del confort térmico, cuyo intervalo oscila entre los 17 y los 27 grados. Y lo peor de todo es que esto no ha hecho más que empezar y que conforme avance el calendario estos 32 grados de ahora serán una 'nimiedad' en comparación con lo que se avecina (el Ministerio de Sanidad ha advertido de que Jaén registrará las mínimas más altas de España, con valores de 25 grados, y también destacará entre las máximas).
¿Quiénes son los principales damnificados por los rigores meteorológicos? El colectivo de afectados es heterogéneo, aunque presentan un mayor grado de riesgo los que pasan la mayor parte del día a la intemperie. En este grupo se incluirían los 44.100 ocupados de la agricultura, que ahora mismo están curando y regando las explotaciones olivareras, y los 28.000 empleados del 'ladrillo', que en estos momentos aprovechan que haya más horas de luz para acelerar actuaciones en marcha. Estaríamos hablando, por tanto, de 72.100 personas según la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al primer trimestre de 2007.
El técnico en Salud Laboral de Comisiones Obreras-Jaén, Francisco Montiel, comenta que el principal peligro que corren los que pasan más tiempo expuestos al sol son los 'golpes de calor', que sobrevienen cuando el organismo es incapaz de adaptarse al bochorno ambiental bien porque se está llevando a cabo un esfuerzo físico muy intenso bien porque no se está utilizando la ropa de trabajo adecuada. Este colapso ocasionó la muerte de dos albañiles en Andalucía en 2006. «Pero también hemos de tener en cuenta la interactuación de otros factores, como puede ser el contacto con sustancias químicas, que se evaporan con más facilidad y que pueden ser inhaladas», comenta. Todo ello dispara la probabilidad de sufrir un accidente.
A pesar de ello, el siniestro no deja de ser la última consecuencia de un proceso que se inicia con una disminución del rendimiento (gastamos más energía de la que consumimos), continúa con la pérdida de concentración (cualquier despiste puede ser fatal cuando se opera con carretillas o grúas de torre) y culmina con el percance. Montiel considera que para evitar males mayores es fundamental la adopción de una serie de medidas de autoprotección, como puede ser la utilización de vestimenta adecuada (gorras y monos de tejidos resistentes y transpirables), ingesta de bebidas frías para combatir la deshidratación (preferiblemente compuestos isotónicos que permitan la recuperación de las sales perdidas) y descansos cuando el cuerpo dé síntomas de cansancio.
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