Arrancan los motores en el circuito inglés de Silverstone. Lewis Hamilton, líder del campeonato de Fórmula 1, sale desde la pole, aunque no sabe poner su coche a punto, según los comentarios de los celosos periodistas españoles que apoyan al piloto Fernando Alonso. Una semana después -el domingo 15 de julio- en el mismo lugar, Nicolás Marina, estudiante de ingeniería industrial, calienta el motor Honda de 600 centímetros cúbicos para participar en la carrera final de Fórmula Student. El sí sabe preparar su vehículo. De hecho, lo ha diseñado y construido junto a otros 40 compañeros de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
El equipo UPMRacing participa por cuarto año consecutivo en este encuentro que reúne, desde 1982, a estudiantes de ingeniería de 80 universidades de todo el mundo. Compuesto por estudiantes de aeronáutica, industriales y automoción, el grupo es el veterano español en la carrera y posee bastantes posibilidades de ganar. En esta edición se ha sumado, por primera vez, la EscuadraBCN de la Universidad Politécnica de Cataluña.
'Es una satisfacción enorme pasar por debajo de los arcos o pisar el mismo piano que los pilotos profesionales con un vehículo que has hecho tú mismo', comenta Nicolás. 'Me siento como Hamilton y como un ingeniero de Fórmula 1', cuenta desde el box. Y es que este evento es más que una carrera. A 130 kilómetros por hora de velocidad punta en carrera deberá sortear los obstáculos del circuito, pero antes, desde el viernes, el equipo habrá salvado otras trabas para demostrar que está compuesto por ases de la ingeniería.
El primer paso consiste en puntuar lo máximo posible en las pruebas estáticas. Desde el jueves explican la planificación de costes y el porqué de las piezas elegidas. Después, un tribunal compuesto por ingenieros de las grandes marcas de la automoción y de escuderías como Williams valoran el diseño del bólido. El prototipo UPM004 es el único que cuenta con la ventaja de los alerones, gracias a la participación de los alumnos de aeronáutica. Además deben justificar la elección de piezas, tamaños o neumáticos.
Después llega la presentación de marketing para vender ficticiamente 1.000 unidades del prototipo y presentar un vídeo del proyecto. La parte de venta de producto la llevan aprendida. Antes han convencido a patrocinadores como Toyota, AENA, 3M, Caja de Ingenieros, Accenture o RS hasta completar la mitad de los 100.000 euros de presupuesto del UPMRacing. La oportunidad de demostrar que el coche acelera de cero a 100 km/h en 4,1 segundos llegará más tarde, junto a la prueba de maniobrabilidad y vuelta rápida. La prueba reina, 30 vueltas a Silverstone -con numeroso público- será la última.
'Trabajan muchísimo para diseñar y fabricar el coche', asegura Francisco Aparicio, director del Instituto de Investigación del Automóvil, sede de las aulas y talleres. Allí tienen la oportunidad única de poner en práctica, con sus propias manos, lo aprendido en la carrera. 'Los últimos días antes de la competición se quedan a dormir aquí', relata Aparicio. 'Le dedicamos muchas horas de tiempo libre', añade Nicolás. Y es que son unos verdaderos locos vocacionales por los coches. El sueño de todos ellos: ser ingenieros de Fórmula 1. Ahora lo tienen más fácil. Las empresas valorarán su experiencia única fuera de las aulas.
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