Los universitarios españoles perciben de media 789.000 euros, mientras que el sueldo de las personas que sólo poseen estudios primarios se queda en 273.000 euros, lo que significa que cada año de educación adicional supone un 8 por ciento de incremento salarial, según se desprende del estudio El rendimiento del capital humano en España elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) patrocinado por Bancaja.
El conseller de Economía, Gerardo Camps, presentó este informe, junto al presidente de Bancaja, José Luis Olivas, el director de Investigación del Ivie, Francisco Pérez, y dos de los autores de esta obra, José Luis Raymond y Lorenzo Serrano, que analiza el papel que desempeña el capital humano en la economía española.
Al respecto, el director de Investigación del Ivie, Francisco Pérez, destacó que este estudio demuestra "la importancia de la educación de los estudios superiores" y que "como toda inversión, ofrece su rendimiento no de inmediato sino a lo largo del tiempo", lo que, recalcó, "contradice aseveraciones generalizadas como que la Universidad es una fábrica de parados y que hay una sobreoferta de personal cualificado".
Por ello, expuso que las conclusiones de este estudio revelan que "hay que continuar con este esfuerzo para reforzar los niveles educativos adecuados" y que es "necesario" la trasformación de la estructura productiva para aprovechar al máximo el capital humano con el objetivo final de "mejorar nuestra capacidad productiva".
En ese sentido, el informe apunta que los salarios de los más cualificados, los universitarios, "aumentan de manera pronunciada durante tres décadas de vida laboral hasta alcanzar un máximo después de los 50 años", pero que resulta fundamental la formación continúa para "paliar el proceso de depreciación ya que el capital humano tiende a quedarse obsoleto con el paso de los años".
No obstante, se ha comprobado que los rendimientos de la educación han experimentado una ligera caída entre 1995 y 2002 al pasar del 8,7 por ciento al 7,9 por ciento, en especial en los niveles de enseñanza secundaria debido posiblemente a la generalización de estos niveles y a la incorporación masiva de las mujeres en el mercado de trabajo.
Además, el estudio también ha constatado que los rendimientos sociales de capital humano, teniendo en cuenta junto a las mejores salariales, la mayor probabilidad de ser activo y estar ocupado asociado a la educación, se sitúa en torno al 13 por ciento, por encima del 8 por ciento de la rentabilidad privada y "muy superior al tipo de interés real y a la rentabilidad de otros activos financieros".
CONTEXTO INTERNACIONAL
Sin embargo, aunque España ha experimentado "notables avances educativos", en el contexto de la OCDE se encuentra todavía en el puesto 25ª de los 30ª en cuanto a dotaciones de capital humano porque, explicó Serrano, "se partía de una situación mucho más retrasada" y se confirma que el 60 por ciento capital humano no se aprovecha. No obstante, indicó que se prevé, dado que las generaciones más jóvenes disponen de unos niveles educativos mucho más favorables, que en 2020 estas diferencias con el resto de los países desarrollados "se hayan eliminado completamente".
Por otro lado, el informe constata también las "diferencias significativas" que se dan entre comunidades autónomas en los rendimientos de un año más de estudios, que oscilan entre el 9,2 por ciento de Madrid al 6,4 por ciento en La Rioja o Cantabria debido a "la especialización sectorial de cada región, que incluye en el aprovechamiento de los recursos humanos".
Así, se demuestra la existencia de un círculo virtuoso de modo que las zonas más desarrolladas son aquellas que tienen un mayor stock de capital humano y en las que los rendimientos de educación aparecen como más elevados y estos mayores rendimientos actúan a su vez como acicate para que la población adquiera niveles formativos más elevados, a la vez que mejoran la eficiencia en la trasformación de años de educación en capital humano.
Así, las provincias que más utilizan su capital humano disponible son las del litoral mediterráneo, el valle del Ebro, Madrid y Segovia, además de Almería y la situación contraria corresponde a la mayoría de las provincias andaluzas, extremeñas, Asturias y algunas provincias del interior.
Al respecto, el Raymond explicó que las zonas peor dotadas de capital humano tienden a aprovecharlo menos ya que la población menos formada reduce su disposición a participar en el mercado de trabajo, lo que supone menos población activa, y tiene menor probabilidad de empleo, es decir, más paro. Con todo, también dentro de España se registra un proceso de convergencia de forma que se ha reducido las diferencias en las dotaciones de capital humano entre las regiones mejor dotadas y las peores.
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