Saber qué es o qué no es acoso laboral o tener conciencia de las consecuencias que pueden tener determinados actos en los trabajadores es cuestión de formación y de concienciación laboral. Algunos ayuntamientos y diputaciones españolas de la comunidad de Madrid y de la costa valenciana ya han dado el primer paso y son pioneras en la creación de protocolos específicos contra el acoso en el trabajo.
En Andalucía ninguna ha puesto en marcha medida alguna y en Granada, tampoco, según confirma el especialista en Acoso Laboral y creador del Estudio Cisneros, Iñaki Piñuel. Y el problema es que este tipo de herramientas son más que necesarias. Precisamente, el pasado mes se registraron las dos últimas denuncias de dos trabajadoras, en este caso empleadas de Correos, por estos motivos, a la par que se realizó una movilización pública para denunciar este tipo de casos que afectan al 15 por ciento de la población activa. Piñuel detalla que establecer estas medidas paliativas podría ser un gran avance en el terreno laboral que rompe la impunidad en este terreno. "Hay que tener en cuenta que hasta hace apenas cinco años estos casos se vivían en el más absoluto anonimato y no trascendían a la luz pública", añade. Con estos protocolos de prevención se pretenden establecer en cada empresa o administración pública los parámetros que determinan los casos de mobbing. "Este documento que debe estar al alcance de los directivos y los trabajadores, aclara y clasifica determinadas situaciones que pueden confundir, incluso, a los afectados", detalla el experto.
Este es el caso de si un jefe puede o no fisgar en los papeles de un empleado o si puede echarlo de una reunión, por ejemplo. Curiosamente, Piñuel comenta que los superiores tienen derecho a "rescatar documentos de las papeleras. También pueden instalar cámaras y sistemas de escucha en las salas de reunión, aunque éstas deben estar señalizadas". Los documentos anti mobbing que un equipo de trabajo del profesor Piñuel redacta junto a las empresas además de esclarecer los casos a las posibles víctimas evitan el colapso judicial en este tema, ya que según Piñuel hay quienes intentan aprovecharse del problema para sacar dinero a la empresa. Y es que, no en vano, en 2006 los magistrados desestimaron ocho de cada diez denuncias presentadas.
A pesar de todo, el mobbing existe y ha aumentado en los últimos años. Lo importante en estos casos es detectarlo, denunciarlo y ponerse en manos de profesionales para evitar el llamado estrés postraumático y la creencia de culpabilidad aprendida que se adquiere en estas situaciones. Ante esto, el remedio es enseñar a los afectados a recuperar el control de su vida. Una labor que puede durar de dos a cuatro años.
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