Según los científicos, las relaciones amistosas ayudan a enfrentar mejor las situaciones de estrés porque actúan como una red de apoyo. Especialistas argentinos confirman, además, que la amistad es "salutogénica".
En su consultorio, los médicos suelen tener muestras gratis de distintos medicamentos. Daniel López Rosetti, cardiólogo y especialista en estrés, tiene algunos muy particulares. Frascos vacíos, simbólicos, que representan: "Actividad física", "Jogging cerebral", "Música", "Sano egoísmo" (para estar bien primero con uno mismo y después con los demás) y…"¡Cápsulas de amigos!".
Suena medio new age, pero nada que ver. "El abordaje del estrés requiere de diferentes y múltiples herramientas. Desde ya que hay cuestiones médicas, farmacológicas y tratamientos especiales. Sin embargo, para combatirlo, los más poderosos medicamentos no son los que se venden en farmacias", explica López Rosetti, que además es presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES). Y agrega: "Es frecuente hacer diagnósticos que terminan en recomendaciones simples pero no por eso menos importantes, como el aumento de la capacidad de extroversión y comunicación interpersonal. Varias investigaciones demuestran que los amigos, entendiendo por ese rubro a aquellas personas con las cuales hay una comunicación emocional efectiva, hacen bien."
Eso explica el porqué de la utilización de esos frasquitos simbólicos. En algunos casos, este médico lo escribe sin vueltas al pie de alguna recomendación: "aumento de dosis de amigos". Y no está solo en su "cruzada amistosa". La Universidad de California en Los Angeles (UCLA), la de Harvard, y un estudio realizado en el Reino Unido y publicado en la revista Heart aseguran que los amigos y amigas y las relaciones que se establecen con ellos funcionan como uno de los mejores antídotos contra el estrés, ese mal que viene desatándose con ganas en este siglo XXI.
Según la investigación de la UCLA, la amistad ofrece más beneficios a las mujeres. Para ellas, funcionaría como una especie de "liberador del estrés" y como una fuente de bienestar y alegría. La investigación publicada en la revista Heart concluyó que tener un amigo confidente ayuda a reaccionar frente al estrés de una manera más eficiente. Otro estudio, el de Salud de Enfermeras de la Escuela de Medicina de Harvard, reveló que cuantas más amistades tienen las mujeres mayores son las posibilidades de disfrutar de una "vida gozosa". Los resultados señalaron, además, que el no tener amistades cercanas es tan dañino para la salud como tener sobrepeso o consumir tabaco.
¿Por qué para las mujeres es más importante? "En ellas, la amistad cumple un rol de sostén muy valioso. En la juventud permite construir proyectos de vida y contiene el dolor ante los avatares de las relaciones amorosas. En la adultez joven, forma una red para la difícil tarea de coordinar el trabajo con la familia o para llevar adelante una existencia no familiar. Finalmente, la madurez encuentra a muchas mujeres solas, por causa de los divorcios o de la viudez, situación frecuente cuando se han casado con varones mayores que ellas", explica Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
En los hombres, la historia es distinta. "La subjetivación de los varones predispone a relaciones más distantes e instrumentales; ellos se reúnen muchas veces para hablar de trabajo y deportes, pero no de afectos. Aunque esta situación se está modificando con los cambios en las relaciones de género", puntualiza la psicóloga Irene Fridman, también especializada en género.
En los chicos, la amistad es fundamental. "Es muy importante en su desarrollo social. De hecho, así como el pediatra evalúa el crecimiento en talla y peso de los niños, la normal adquisición de pautas motrices y del lenguaje, la evaluación del desarrollo social (esa posibilidad de hacer amigos) es otro aspecto que no debería quedar de lado", advierte Esteban Vaucheret Paz, coordinador de Neuropsicología Infantil del Hospital Italiano.
En la tercera edad, las amistades suelen ser más intensas. "Los adultos mayores suelen tener menos amigos pero las relaciones que mantienen, de mayor duración en el tiempo -y que atravesaron tormentas-, suelen ser más profundas y se perciben con un alto grado de satisfacción", comenta Margarita Murgieri, de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría.
Con tantas vidrieras que anuncian que llegó el 20 de julio, pareciera que el Día del Amigo es otra excusa comercial, pero en realidad -más allá del negocio- celebra una relación que no sólo es entrañable sino que hace bien. No lo dicen los expertos en consumo: lo asegura la ciencia.
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