Las facultades malagueñas no son ni fábricas de parados ni generadoras de mileuristas en potencia. La primera estadística que realiza la Universidad de Málaga sobre la inserción laboral de sus alumnos echa por tierra algunos tópicos y ofrece un panorama del empleo juvenil que invita al optimismo. Un informe elaborado en el seno del Vicerrectorado de Cooperación Empresarial y al que ha tenido acceso este diario revela que el 81 por ciento de universitarios trabaja o ha trabajado en los seis meses posteriores a la obtención de su título y que las tres cuartas partes de ellos tardaron menos de tres meses en hallar ese empleo.
El estudio se basa en las encuestas realizadas a 902 de los 3.715 jóvenes que acabaron su carrera en el curso 2005-06, equivalentes a casi el 25 por ciento de todos los licenciados de esa promoción. La muestra reúne a egresados de todas las titulaciones, a los que se entrevistó a los seis meses de dejar las aulas –en diciembre de 2006– y nuevamente al año –en junio pasado–. Todavía falta una tercera encuesta, a los dos años –en junio del año que viene–, que completará y dará una visión a medio plazo de los datos de inserción de los que ya dispone la UMA.
Trabajo, sí, ¿pero de qué tipo? Esa era una de las preguntas que se hacía el personal del Vicerrectorado de Cooperación Empresarial y a la que ha dado respuesta esta prospección, la primera de esta índole que se realiza en el seno de la institución académica. El 71 por ciento de los ex estudiantes empleados afirma ejercer una labor relacionada con la titulación que ha estudiado. El resto, el 29 por ciento restante, no.
Los salarios oscilan en una horquilla muy amplia, pero sorprende comprobar que ese primer trabajo de los universitarios malagueños no siempre es sinónimo de contrato-basura y que, en algunos casos, incluso produce asombro lo que ingresan los recién titulados. Los que cobran menos de 600 euros al mes son el 20 por ciento de los encuestados; los que perciben entre 600 y 900 euros, el 24 por ciento; los que ganan entre 1.200 y 1.800 euros, el 27 por ciento, y los que ingresan más de 1.800 euros al mes, el 5 por ciento. Un 1 por ciento de entrevistados no quiso dar el dato de su sueldo.
Dentro del capítulo de la calidad del empleo destaca el apartado de la temporalidad de los puestos de trabajo. Las encuestas realizada por la UMA al año de la titulación de sus alumnos revela que la mayoría de sus contratos son temporales –71 por ciento–, aunque el porcentaje de indefinidos no es desdeñable –29 por ciento– dada su corta experiencia laboral.
El estudio de las vías que favorecen la inserción es curioso: la propia Universidad de Málaga e internet resultan ser las mejores agencias de colocación, a tenor del informe del Vicerrectorado de Cooperación Empresarial. El 32 por ciento de encuestados con empleo logró su puesto gracias a alguno de los programas que lleva a cabo la propia UMA; el 26, a través de ofertas encontradas en páginas web; el 17 por ciento, mediante contactos personales; el 14 por ciento, vía oposiciones, y el 6 por ciento, por mediación del Servicio Andaluz del Empleo (SAE) u otras agencias de trabajo. El dato que más sorprende de este bloque es éste: los clásicos anuncios que las empresas insertan en la prensa sólo propiciaron la colocación del 1,2 por ciento de entrevistados.
Los trabajos por cuenta ajena son la gran mayoría –el 80 por ciento–. El 15 por ciento ha logrado un empleo público y son pocos los que optan por ser sus propios jefes: el porcentaje de autónomos es de un 5 por ciento. La Universidad trabaja ahora en el desglose y análisis de los datos de inserción centro a centro y titulación a titulación. Este segundo informe ofrecerá datos de gran interés sobre las carreras con más salidas.
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