La siniestralidad laboral ha superado un récord fatal en el territorio alavés desde enero hasta julio. En tan sólo siete meses, la cifra de muertes en el ámbito del trabajo se ha disparado más del doble respecto a 2006 y los tres fallecidos registrados entre los mismos meses del año pasado se han convertido en siete este año. De hecho, hasta julio ha perdido la vida el mismo número de operarios que en la totalidad de 2006.
Los datos corresponden al seguimiento que realiza CCOO en el territorio. El responsable de Construcción y Madera de la central, Juan Luis España, advierte de lo preocupante del caso alavés donde, al parecer, el mundo laboral atraviesa por una negra etapa concentrada en las últimas semanas.
Las estadísticas oficiales, sin embargo, ofrecen una realidad bien diferente. La base de datos del Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales (Osalan) ofrece cifras relativas hasta el mes de junio, período en el que contabiliza tres muertes: sin embargo, sólo registra una en los seis primeros meses de este año, por lo que la variación porcentual de los fallecimientos en el lugar de trabajo es negativa (-66,67%).
No obstante, al margen de los datos oficiales, lo cierto es que el mes de julio en el territorio ha sido más que aciago en lo que al panorama laboral se refiere. En tan sólo cuatro semanas han fallecido cuatro personas, un operario de 44 años en el Centro de Transportes de Vitoria al ser atropellado por su remolque; R.M.M. (61 años), trabajador de Cafés la Fortaleza, por causas que todavía se investigan; un empleado rumano de 54 años en Berantevilla, aplastado por la carga del camión que conducía; y JA.B.Z. (57 años), mientras realizaba labores forestales en Llodio.
antecedentes Todos ellos se suman a otros tres accidentes previos y conforman un trágico registro. Quizá el siniestro más indignante, por las circunstancias que lo rodearon, fue el que sufrió el marroquí S.D. el pasado 24 de enero, cuando cayó del tejado de Sucesores Aguirre donde trabajaba, en Portal de Gamarra. El fallecido no sólo estaba subcontratado varias veces, sino que la firma ocultó las pruebas de su accidente, empañando una investigación que llevó meses esclarecer.
Asimismo, el 1 de marzo fallecía J.A.S.R., de 43 años, por un corrimiento de tierras que lo sepultó mientras trabajaba en la construcción de una bodega en La Hoya. El mismo día perdía la vida A.J.U., de 61 años, en un accidente del que nadie fue testigo, ya que la víctima fue hallada por sus compañeros en una de las edificaciones que se levantan en Salburua. Su deceso no fue incluido como accidente laboral dado que, al parecer, sucedió por causas naturales.
Por último, el 14 de mayo también fallecía N.G., un magrebí de 27 años que se precipitó al vacío en una obra de construcción en Mariturri.
En total, cuatro de los fallecidos pertenecían al sector de la construcción -todavía el más azotado por este grave problema-, uno de ellos al de transporte y otros dos al área agroalimentaria. Igualmente, de los siete trabajadores que perdieron la vida el año pasado, cuatro de ellos realizaban labores en la construcción, uno en el ámbito forestal y dos en la industria. CCOO incluye, asimismo, otros dos decesos initinere que no son contabilizados en la estadística .
España reitera la necesidad de que la Administración "haga cumplir las leyes", y de que los empresarios "se impliquen" en una problemática que parece no tener fin. Por otra parte, pese a que reconoce las dificultades que encuentra Osalan a la hora de efectuar las investigaciones, insta a esta entidad a ser beligerante con quienes incumplen la ley. "Cuando se mezclan responsabilidades civiles y penales, los casos se complican más allá de los dos o tres meses habituales que suelen tardar los informes", explica España, "pero los culpables deben asumir su responsabilidad", concluye.
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