El pasado mes de octubre de 2006 José Quesada tuvo que elegir entre hacer caso al encargado de su empresa y subir a un andamio que no le ofrecía ninguna seguridad o enfrentarse a él y quedarse en el suelo. Eligió lo segundo y dos días después fue despedido. Pero José no sólo se negó a subir al andamio, además lo denunció ante la Inspección de Trabajo para que la situación no afectara a más trabajadores. Ocho meses después se visitó la obra y el informe de la Inspección de Trabajo no deja lugar a dudas, la obra estaba finalizada, por lo que no podían revisar las medidas de seguridad de los trabajadores, que ya no estaban allí.
A José Quesada el informe le dejó perplejo, sobre todo porque pagó un alto precio para denunciar la situación y no se ha sentido respaldado por el organismo que debe velar por su seguridad.
Andamio viejo
El encofrador trabajaba desde hacía una semana en las obras de un edificio en Huétor Tájar. Estaba solamente la base del edificio cuando debían subir a un andamio, de tres plantas de altura, para empezar a trabajar. Se da la circunstancia de que el terreno estaba inclinado y según explica el trabajador, el andamio no era el adecuado. Se trataba de una estructura que no cumplía la normativa europea, sin topes en las patas ni otras medidas de seguridad.
José y otros tres compañeros más se negaron a subirse a esa plataforma y exigieron una con más garantías. El hombre explica que hasta ese momento no había tenido ningún problema con la empresa, que les había facilitado todo el material que necesitaban. Pero ese día, el encargado les dijo que no había otro andamio, que o subían al que había, o a ninguno.
A Trabajo
«No lo dudé, le dije que prefería volver a ver a mis hijas por la tarde», recuerda José. Hablaron entonces con los dueños de la empresa y se acercaron al sindicato Comisiones Obreras para buscar ayuda. «Allí nos dijeron que no era problema suyo, que fuéramos directamente a la Inspección de Trabajo», dice el trabajador. Y eso hicieron.
Él y sus tres compañeros presentaron la denuncia ante la Inspección. Al día siguiente, cuando fueron a incorporarse al trabajo, les informaron de que habían sido despedidos «por bajo rendimiento y no haber superado el periodo de prueba», explica José. Así que tuvieron que buscar un nuevo empleo.
José explica que en diciembre recibió la llamada de una inspectora preguntándole por la ubicación exacta de las obras. En enero, José llamó a Trabajo para preguntar por el asunto y le dijeron que estaba archivado. Pero para sorpresa suya, hace sólo unos días recibió una comunicación oficial de la Inspección de Trabajo en la que le contestaban a la denuncia presentada el 23 de octubre.
En el escrito, fechado el 26 de julio, se informa que «girada visita de inspección al centro de trabajo de la empresa (…) se constata que la misma se encuentra finalizada». Las obras ya no eran inseguras, ya se habían convertido en una vivienda
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