John Halpin, un supervisor del departamento de Educación de la ciudad de Nueva York, trabajaba menos horas de las que debía y pensaba que sus jefes nunca se enterarían. El problema para él ha sido que el teléfono que le dieron sus empleadores incluía un dispositivo GPS .
Gracias a ese sistema de posicionamiento vía satélite, el departamento de Educación ha podido demostrar ante un juez el inclumpliento del contrato por parte de Halpin, que ha sido despedido según cuenta hoy The New York Post .
El juez ha señalado que la rescisión del contrato es plenamente legal, remarcando que las empresas y administraciones no tienen ninguna obligación "de notificar a sus empleados los métodos que pueden estar utilizando para descubrir las conductas inapropiadas.
Halpin debía cumplir un horario de ocho de la mañaa a tres y media de la tarde, pero según registró el GPS de su teléfono durante cinco meses, habitualmente dejaba de trabajar dos horas antes de lo que fijaba su contrato.
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