La Asociación Española de Psicología de la Aviación (AEPA) ha demandado esta semana un mayor reconocimiento a la labor de estos profesionales en el sector aéreo y ha destacado la necesidad de potenciar sus conocimientos de aspectos cognitivos de los trabajadores para garantizar la seguridad en vuelo.
Así lo manifestó a Efe María Luz Novis, presidenta de la Asociación, durante la III Jornadas de Psicología de la Aviación, que se celebraron ayer en el aeropuerto de Barajas, en las que participaron psicólogos, pilotos, técnicos de mantenimiento de aeronaves, formadores y tripulantes, entre otros profesionales del sector.
A juicio de Novis, la figura del psicólogo que trabaja en el ámbito de la aviación 'nunca ha sido demasiado reconocida, aunque su papel está siendo reforzado ahora por normativas europeas y de la OACI'.
Demandó un papel 'más participativo' de los psicólogos en la investigación de accidentes, formación de trabajadores y elaboración de normativas' ante el futuro 'que se avecina'.
María Luz Novis recordó que en la actualidad la situación no es alarmante, ya que se registran 18 millones de vuelos en todo el mundo al año y una media de 20 accidentes fatales y señaló que el riesgo de tener un accidente en un avión comercial es 22 veces menor que en un coche, pero solicitó la adopción de medidas para que estas cifras disminuyan o se mantengan en el futuro.
Según sus datos, en los próximos 20 años el tráfico aéreo se triplicará y dijo que en estos momentos 'vuelan 8.000 aviones a la vez en el mundo, una cifra que en dos décadas será de 20.000, lo que incrementará las posibilidades de que se produzca una catástrofe'.
Además, Novis destacó que las tripulaciones estarán compuestas por personal de distintas nacionalidades y se producirán cambios que van desde el control aéreo hasta la formación de pilotos, tripulaciones o personal de tierra.
Durante el debate de las III Jornadas de Psicología de la aviación, los participantes destacaron también la importancia de los descansos de las tripulaciones para evitar la fatiga y prevenir accidentes, así como se criticó la 'presión que ejercen las compañías de bajo costes sobre sus trabajadores para agilizar los vuelos y conseguir mayor rentabilidad'.
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