Jonas De Cooman está intentando conseguir un aumento de sueldo. Lamentablemente para este ejecutivo de marketing belga, para lograrlo debe persuadir a un caballo castrado llamado Jumper para que se mueva.
En un escenario de formación corporativa similar a este, De Cooman resultó perdedor. El caballo mostró un vago interés en el pasto que le agitaban en su cara y prefirió seguir resoplando al suelo.
"El principal problema aquí es la incapacidad para cambiar de estrategia", explicó el entrenador Thierry Verwaerde, mientras De Cooman y dos colegas más de una firma multinacional se esforzaban en lograr que Jumper siguiera sus instrucciones en un prado belga.
Verwaerde y su esposa Bernadette Delvaux son pioneros en una técnica de preparación corporativa que denominan "equi-capacitación", cuya herramienta es la muy nerviosa naturaleza de los caballos.
Si la máxima dice que uno puede llevar un caballo hasta el agua, pero no puede obligarlo a beber, el método obliga a los que cursan la formación a probar una variedad de tácticas y estratagemas para ganarse al animal, y al hacerlo, comprender las fortalezas y debilidades de su propio lugar de trabajo.
"El caballo es una presa. Su instinto es huir. Tiene un sentido emocional bien desarrollado y nosotros usamos esa híper-sensibilidad", dijo Verwaerde, de 50 años, especialista en ciencias de la educación.
"También pesa 500 kilogramos", agrega. La impresionante presencia física del animal para muchos forma parte de la experiencia.
Verwaerde y la psicóloga Delvaux desarrollaron el método según las teorías de la etología, la ciencia que estudia la conducta animal que surgió en la década de 1920 en Europa.
Si bien los caballos han sido usados con fines terapéuticos en países como Estados Unidos, ellos dicen que su compañía, Equi-RH, ubicada en la pequeña ciudad de Weopin, 70 kilómetros al sur de Bruselas, es de las pocas que usan animales en el desarrollo de destrezas para el lugar de trabajo.
Después de un par de horas, De Cooman y sus colegas se adaptan a manejar los caballos, mientras se les alienta a transmitir su presencia personal a los caballos.
En breves sesiones tras los ejercicios, los clientes y monitores evalúan los resultados y las tácticas. La charla rápidamente pasa a la cultura corporativa y a los defectos del empleador.
"Parece permitirles llegar al corazón de los problemas en sus negocios", dijo Delvaux.
Mark John
Los comentarios están cerrados.