Un ciudadano sueco de 42 años ha sido considerado adicto al heavy metal por un juez. Su pasión musical ha sido catalogada como invalidez y el Estado le pagará una pensión de 400 euros mensuales.
Su "patología" empezó cuando, con 8 años, escuchó por primera vez a Black Sabbath. Desde entonces su afición ha crecido tanto que un juez ha certificado que no puede desempeñar su trabajo sin antes haber escuchado su dosis masiva de heavy. El Estado sueco, además, le buscará un empleo a media jornada compatible con su adicción.
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