Compaginar la vida laboral, familiar y personal con las largas jornadas de trabajo nos quita el sueño: Más de la mitad de la población activa duerme menos de siete horas y una cuarta parte tiene trastornos para alcanzar el descanso, según datos de la Sociedad Española del Sueño (SES).
Deberíamos dedicar un tercio de la jornada a dormir, pero cada vez es más difícil encontrar tiempo. Los horarios de trabajo, los desplazamientos, las ocupaciones familiares, el cuidado de los hijos, el ocio,… van restando horas al reposo nocturno, con el consiguiente reflejo en el modo de vida y la salud.
En estas circunstancias, los españoles duermen casi una hora menos que los europeos. Se da una situación de 'insuficiencia de sueño crónica', en opinión de Francisco Javier Puertas, presidente de la SES.
Nuestros horarios, según han puesto de manifiesto expertos reunidos esta semana en Madrid por la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles, dificultan la conciliación, no favorecen la igualdad, disminuyen la productividad, aumentan la siniestralidad y perjudican la calidad de vida.
Cansancio, irritabilidad, estrés, insomnio? son algunas de las consecuencias de la falta de conciliación, independientemente de las económicas o laborales.
España es uno de los países europeos con jornadas más rígidas y dilatadas, y uno de los menos productivos.
'El trabajo presencial nos lleva al estrés', opina el doctor Puertas. Una amplia parte de la población tiene jornada partida, comemos tarde, salimos de trabajar tarde y culturalmente somos más noctámbulos.
'La audiencia de los programas de televisión después de medianoche no tiene parangón en ningún país', asegura Puertas, coordinador de la Unidad del sueño del Hospital de La Rivera de Alzira (Valencia).
Según los convenios colectivos registrados hasta septiembre de 2007 en el ministerio de Trabajo, un 18,19% de los trabajadores tiene pactada una jornada superior a nueve horas diarias y un 40,31% condiciones especiales de trabajo, como régimen a turnos, nocturnidad, reducciones por empleos peligrosos o con un descanso inferior a doce horas en actividades con jornada fraccionada.
Pero 'la carga principal de la conciliación la lleva la mujer', agregan fuentes de UGT, 'que soporta las peores condiciones laborales, un elevado porcentaje de temporalidad y una concentración de contratos a tiempo parcial, sin que sea a libre elección. No hay otra opción y eso implica peor salario'.
Tenemos un 'reto y un camino por recorrer, en cuanto a flexibilidad de horarios y aprovechamiento de las nuevas tecnologías, en consonancia con otros países europeos', añade el presidente de la SES.
UNA HORA MENOS AL DIA
Este experto considera que los dilatados horarios y el ritmo de vida van quitando tiempo al sueño para dedicarlo al ocio y esto tiene más consecuencias de las deseadas.
Una hora de sueño menos al día -afirma- 'disminuye el rendimiento cognitivo, la memorización, el aprendizaje, el control de emociones, causa alteraciones metabólicas, diabetes, obesidad y riesgo cardiovascular'.
En los niños, se traduce en un déficit de rendimiento escolar, y más en los adolescentes.
Una universidad americana -explica Puertas- lo define perfectamente: 'el adolescente es una persona cuyo cuerpo está a las ocho de la mañana en clase y su cerebro está en la cama', debido a los ritmos circadianos y hormonales.
Además, la somnolencia -indica- causa bajo rendimiento laboral, aumenta la siniestralidad y se asocia a uno de cada cuatro accidentes de tráfico.
Un estudio del RACE señala que la fatiga generada por la falta de descanso, los atascos o las comidas abundantes, causa el 30% de los accidentes, y un 80% de los conductores reconoce haber conducido con algún síntoma de fatiga, especialmente somnolencia.
Una persona al volante tras 18 horas sin dormir (la noche del viernes) tiene la misma pérdida de reflejos que quien presenta 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, máximo permitido por ley, 'sin haber bebido nada', agrega Puertas.
Para conocer la incidencia de los trastornos de sueño en los adultos, la SES ha puesto en marcha el primer estudio epidemiológico, financiado por Sanidad, que incluirá datos de más de 3.000 encuestados en poblaciones urbanas, semiurbanas y rurales.
A falta de datos precisos, Puertas indica que más de la mitad de las personas en edad laboral duerme menos de siete horas, especialmente los jóvenes y las mujeres, en quienes recaen más responsabilidades familiares.
Algunas familias deben compatibilizar las largas jornadas con el cuidado de los hijos, y llevarlos a la guardería antes de trabajar.
En el mejor de los casos, en el primer año de vida de un bebe sano los padres pierden entre 700 y 800 horas de sueño, según otro experto. Además, los pequeños españoles son los que menos duermen de la UE, se acuestan más tarde y se levantan temprano.
DEL INSOMNIO A LA NARCOLEPSIA
Otra cuarta parte de la población tiene trastornos del sueño. El más frecuente, el insomnio -que padece un 10% de forma crónica-, el más grave la apnea -que afecta a un 5-6 por ciento-, el más difícil de diagnosticar el Síndrome de piernas inquietas -un desasosiego que impide conciliar el sueño a otro 6%- y el más raro la narcolepsia, que sufren entre 15.000 a 20.000 españoles.
Para paliar las consecuencias, se proponen cambios en los horarios laborales y de ocio, y la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios entregará esta semana a los partidos políticos un decálogo de peticiones encaminadas a la conciliación.
Entre sus objetivos está la consecución de horarios europeos para 2010, de manera que la jornada laboral no se alargue más allá de las 17.00 o 18.00 horas, con una pausa para el almuerzo de menos de una hora.
'Si hay voluntad, se puede hacer', afirman desde UGT. 'Cuando hablamos de reducción de jornadas, hablamos de reorganización, de distribución del tiempo de trabajo, aunque habrá sectores que necesiten una actividad permanente o por turnos, pero se puede planificar'.
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