La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha elaborado un protocolo de actuación para casos de acoso escolar en las aulas y agresiones contra profesores, que fijan un tratamiento individualizado en el primero de los casos mencionados con la víctima, el agresor y el resto de alumnos 'espectadores' del aula.
Según la resolución publicada en el BOJA, consultada por Europa Press, el primer paso que tienen que tomar los miembros de la comunidad educativa (alumnos, profesorado, familias y personal no docente) es denunciar cualquier actitud 'sospechosa' de acoso que se produzca en las aulas. A consecuencia de ello, el equipo directivo del centro, junto con el tutor del aula, se reunirá para analizar y valorar la intervención necesaria.
Así, en caso de estimarse necesario, tendrán que adoptarse medidas de 'urgencia' que garanticen la seguridad del alumno, así como otras cautelares dirigidas al agresor. Tras ser informada la familia del menor agredido, se aplicarán medidas disciplinarias y se procederá a elaborar un Plan de Actuación individualizado del caso.
Dicho plan tiene que definir conjuntamente las medidas a aplicar en el centro, en el aula afectada y medidas con el alumnado en conflicto, que garanticen el tratamiento individualizado tanto de la víctima como de la persona agresora y el alumno 'espectador'. Todo ello, sin perjuicio de que se apliquen al alumnado acosador las medidas correctivas recogidas en el Plan de Convivencia Escolar.
Como medidas a incluir en el plan se recogen actuaciones con el alumno acosado como programas y estrategias de atención y apoyo social, personalización de la enseñanza o derivación en Servicios Sociales de la Consejería competente en materia de protección de menores, si procede.
De igual modo, con el alumno agresor se propone la aplicación de programas y estrategias específicas de modificación de la conducta y ayuda personal, y con los compañeros de clase, la puesta en marcha de campañas de sensibilización.
Además, también se incluyen medidas para los familiares como orientaciones sobre cómo ayudar a sus hijos, sean víctimas o agresores, e información sobre posibles apoyos externos y seguimiento de los mismos. Finalmente, el profesorado recibe también orientaciones sobre cómo manejar las clases durante el proceso y cómo hacer el seguimiento y orientaciones sobre indicadores de detección precoz e intervención.
Así, según el protocolo de actuación, un alumno se convierte en víctima cuando está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo, a acciones negativas que se manifiestan mediante diferentes formas de acoso u hostigamiento cometidas en su ámbito escolar, llevadas a cabo por uno o varios alumnos, quedando en una situación de inferioridad respecto al agresor o agresores.
AGRESIONES AL PROFESORADO
La Consejería de Educación activará también un protocolo de actuación en caso de agresión contra el profesorado cuando se produzcan conductas intimidatorias, violencia física o vandalismo contra mobiliario o contra un objeto de su propiedad.
Ante cualquier agresión, el protocolo recoge que el personal debe 'mantener la calma, tratar de contener la situación y, en último extremo, responder exclusivamente mediante el empleo de medios de legítima defensa y solicitar ayuda'.
El profesional agredido realizará las denuncias oportunas al hecho, si lo considera oportuno, y dispondrá de una 'Guía de Orientación Jurídica', cuya finalidad es orientarles sobre las acciones legales que puedan emprenderse en cada caso, así como también de apoyo psicológico, si así lo demanda. Además, el equipo del centro realizará una investigación de los ataques y tendrá la potestad de cambiar de centro al alumno, como medida disciplinaria.
Los comentarios están cerrados.