El Gabinete de Salud Laboral de CC.OO. Canarias considera que el nuevo cuadro de Enfermedades Profesionales (RD 1299/2006, de 10 de noviembre) debería servir de base para promover actuaciones concretas y evitar así que las patologías que se relacionan con ciertas profesiones no se lleguen a desarrollar. En la actualidad, el catalogar una enfermedad como profesional sólo repercute en el tipo de incapacidad y no en el establecimiento de una serie de medidas para evitar que esas enfermedades que son frecuentes en un sector laboral, dejen de serlo.
Tras más de 28 años usando el cuadro de enfermedades profesionales de 1978, el nuevo cuadro de enfermedades profesionales mejora la situación de los docentes de forma muy escasa, añadiendo en su Anexo 1 (Grupo 2), los “Nódulos de las cuerdas vocales a causa de los esfuerzos sostenidos de la voz por motivos profesionales” como Enfermedad Profesional presente en los/as profesores/as. Sin embargo, deja fuera, no sólo otras patologías relacionadas con el mismo factor de riesgo (uso de la voz), sino que además no menciona enfermedades de origen psicosocial, como el estrés o el burnout (síndrome del quemado) o las patologías cardiovasculares; esta exclusión existe, tanto en el anexo I (demostrado), como en el anexo II (sospechoso y posible inclusión en el futuro).
Desgraciadamente, el hecho de estar incluido en este cuadro simplemente implica, en la actualidad, que el tratamiento para esta enfermedad la asume directamente la Mutua y no son los/as trabajadores/as quienes tienen que costearse los tratamientos para su “reparación” o batallar para que se les reconozca su origen laboral. Sin embargo, la mayor utilidad del cuadro de enfermedades profesionales debería ser que una vez demostrada la relación enfermedad-actividad laboral, se establezcan todas las medidas para que esa relación no exista. El objetivo debería ser evitar que aparezca, no tratar sus efectos. Además, también se debería hacer un seguimiento a las bajas por enfermedades relacionadas con el uso prolongado de la voz y no esperar a que aparezcan los nódulos, por lo que la utilidad de la vigilancia de la salud deberá ser una herramienta para la detección precoz de las enfermedades y no para detectar el problema una vez aparecido.
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