Los profesores españoles de Educación Infantil no dan a basto, y así lo manifestaron el 79% de los encuestados por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles, quienes aseguran sufrir estrés laboral debido a la gran cantidad de niños que tienen que controlar en clase y la falta de medios.
Por otro lado, el estudio puso de manifiesto las profundas desigualdades existentes entre las distintas comunidades autónomas a la hora de recibir ayudas ofertadas y plazas públicas, así como el descontento tanto de padres como de educadores acerca del compromiso de los distintos gobiernos con esta importante etapa de la formación.
Según indicaron en un comunicado fuentes de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles, vinculada a la Organización de Naciones Unidas (ONU), la principal preocupación de los encuestados es la falta de voluntad política hacia el primer ciclo de Educación Infantil (de 0 a 3 años), «al percibirse como un ciclo de guardia y custodia en lugar de etapa educativa».
Sin embargo, el dato que más llama la atención es el que señala que «el 79% de los educadores hace mención directa al elevado ratio existente en nuestras escuelas, un problema que», según la organización, «les genera estrés laboral debido a la gran cantidad de niños que tienen que controlar en clase».
Se quejan de falta de medios y, en consecuencia, reclaman «que los presupuestos se vean reflejados en materiales pedagógicos, mejores infraestructuras y sobre todo más personal cualificado para poder desarrollar el trabajo».
Un número considerable de los encuestados «apunta a la desigualdad que existe entre las diferentes Comunidades Autónomas a la hora de recibir ayudas ofertadas y plazas públicas», y en concreto los profesores, criticaron que los distintos idiomas existentes en el territorio español «limita sus posibilidades de movilidad en el trabajo», lo cual «va en contra de uno de los principios básicos de la Comunidad Económica Europea».
Padres preocupados
Otro dato destacable es que la mayoría de los madres y padres encuestados se muestra «muy preocupados» por la calidad de la educación de sus hijos, además de los problemas derivados de la compaginación de su vida laboral con la familiar. Asimismo, exigen una «mayor información y asesoramiento para que entre los tres actores -familia, educadores y niños- se pueda optimizar el proceso educativo».
De nuevo, vuelven a quedar de manifiesto las dificultades de muchos padres de conseguir plazas en las escuelas infantiles públicas, y las exigencias de otros muchos de que a sus hijos se les de «una mayor formación en valores», pese a las críticas recibidas por el Gobierno por la instauración de la asignatura Educación para la Ciudadanía».
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