Un informe de la Organización Internacional del Trabajo alerta sobre los efectos nocivos que el humo de tabaco genera en fumadores activos y pasivos en los espacios laborales. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 700 millones de niños en el mundo respiran aire contaminado por humo de tabaco.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 200 mil trabajadores mueren cada año por causa de su exposición al humo de tabaco en el medio laboral. Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo alrededor de 700 millones de niños respiran aire contaminado por humo de tabaco.
En el humo de tabaco hay cerca de 4000 productos químicos conocidos de los cuales se sabe que más de 50 causan cáncer en el ser humano. Por esta razón, en los espacios cerrados, fumadores y no fumadores quedan expuestos a sus efectos nocivos.
En promedio, los bebés cuyos padres fuman excretan en su orina casi 6 veces más cotinina – un metabolito de la nicotina– que los bebés cuyos padres no fuman, revela un estudio publicado en la revista científica Archives of Disease in Childhood.
Según expertos de la OMS, ni la ventilación ni la filtración de espacios interiores pueden reducir a niveles aceptables la exposición al humo de tabaco.
Los entornos totalmente exentos de humo de tabaco ofrecen la única protección eficaz, aseguran los especialistas.
Estudios recientes indican que un entorno sin humo de tabaco en bares y restaurantes suele permitir que los dueños de éstos ahorren dinero, reduzcan sus riesgos de incendio y, en consecuencia, sus costos de seguro. A menudo ello también permite tener menores costos de renovación, limpieza y mantenimiento.
En el artículo 8º del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco se reconoce que la exposición al humo de tabaco es causa de mortalidad, morbilidad y discapacidad, y se pide a los países que adopten y apliquen medidas legislativas que protejan del humo de tabaco al fumador pasivo.
En muchos países, entre ellos la Argentina, ya se encuentran en vigencia leyes para proteger a las personas de la exposición al humo del tabaco en los lugares públicos.
El doctor Howard K. Koh, especialistas de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Estados Unidos, opina que “la mayoría de los fumadores quiere dejar el hábito, pero es incapaz de hacerlo. Las políticas diseñadas para crear zonas libres de humo constituyen un estímulo social que motiva a los fumadores a disminuir el consumo de tabaco, e inclusive a abandonarlo”.
Koh sostiene que combatir esa adicción también implica mejorar los sistemas de atención que requieren los fumadores, así como las intervenciones farmacológicas o líneas telefónicas de ayuda, entre otros servicios.
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