El 22% de los trabajadores de la Unión Europea (UE) padece estrés, patología que puede llegar a causar un grave deterioro de la salud mental y física. Los investigadores mantienen que esta enfermedad psicosocial, que provoca el 55% del absentismo laboral, tiene su origen en las precarias formas de contratación, en la inseguridad, en el desarrollo intenso de la actividad, en una excesiva exigencia emocional, en la violencia que genera el trabajo y en el desequilibrio entre las vidas profesional y personal.
Los datos figuran en un nuevo informe de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, con sede en Bilbao (Vizcaya), publicado este viernes. El director del organismo, el finlandés Jukka Takala (1946 Helsinki), advierte de que la vida laboral en Europa cambia «a una velocidad creciente» y recomienda permanecer «vigilantes» y «mejorar los entornos psicosociales».
Pretende que las empresas opten por empleos de calidad que permitan a los trabajadores llevar a cabo su actividad en adecuadas condiciones. Enforme es el tercero realizado sobre «riesgos emergentes» por el Observatorio Europeo de Riesgos, al frente del cual está el español Eusebio Rial (Vigo 1966). El primer documento abordó los riesgos físicos; el segundo, la necesidad de proteger a los «trabajadores protectores»; y el tercero está dedicado a los nuevos conflictos psicosociales. El objetivo del Observatorio es resolver los problemas en base a diagnósticos precoces. Rial mantiene que «hay que acortar el tiempo entre la identificación del riesgo y la materialización del peligro».
Motivos
l último estudio refleja que el empleo precario representa una amenaza para la salud de los trabajadores. Las personas sujetas a contratos vulnerables realizan las tareas más peligrosas e ingratas, en peores condiciones y con menos formación lo que genera inestabilidad emocional y acrecienta el estrés profesional.
Igualmente unos plazos estrictos para concluir la tarea encomendada, sumados a un ritmo elevado de actividad, hacen que un número cada vez mayor de trabajadores se vea sometido a presiones profesionales con deterioro de su estabilidad.
Otra de las grandes preocupaciones contemplada en el informe es la violencia y el acoso en los lugares de trabajo. Aunque estos fenómenos afectan a todos los profesionales y sectores, prevalecen en la asistencia sanitaria y en los servicios a la comunidad y, según el estudio, la pérdida de autoestima, la ansiedad, la depresión e, incluso, el suicidio pueden ser sus consecuencias.
Por último, el desequilibrio entre las vidas laboral y personal repercute en el 40% de los empleados de la UE, que se ven obligados a dedicar muchas horas a su profesión. En este caso, las mujeres son las más perjudicadas, puesto que «siguen realizando un doble turno», primero en el trabajo y luego en el hogar.
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