La asunción de mayor riesgo por parte de los trabajadores del mar ante la presión de la competencia y del precio más elevado del carburante junto al déficit de formación y el ‘pasar’ de las medidas de seguridad son algunos de los factores que han contribuido a disparar la siniestralidad en el sector de la pesca.
Riesgo, deficiente formación y falta de prevención
Así se desprende de un reciente estudio de la aseguradora Artai elaborado para la Consellería de Pesca, en el que se constata que 454 marineros perdieron la vida entre 1991 y 2006 en Galicia debido a accidentes marítimos y laborales, de ellos 178 al escorar las embarcaciones, embarrancar, colisionar con otro barco, a vías de agua o inundaciones, o como consecuencia de incendios o explosiones a bordo.
Las 276 víctimas mortales restantes fallecieron: 84 de ellos de infarto, 12 al precipitarse al agua sin estar faenando, 13 al caer en el momento de embarcar y 14 en los desplazamiento a su lugar de trabajo, principalmente por accidentes de tráfico en carretera.
El informe apunta que en los últimos quince años murieron por término medio 24 marineros al año, excluyendo 1991 en que hubo 94 fallecidos, y apunta que en 2005 fueron 14 las víctimas y 7 en 2006.
Esos datos no tienen en cuenta, sin embargo, otros accidentes que se han registrado en barcos gallegos con pabellón de conveniencia.
El sindicato UGT calcula que, pese a un descenso de más de 10 por ciento en la siniestralidad laboral en el sector de la pesca en Galicia en 2007, hubo, en cambio, un incremento de 25 por ciento de accidentes graves y de 33,33 por ciento de mortales.
Los accidentes registrados desde principios de año, entre los que destaca el naufragio del ‘Cordero’, han suscitado gran preocupación por la situación del sector, que tiene el índice más elevado de siniestralidad laboral, con cerca de 5 accidentes por cada 100 trabajadores.
Un experto en prevención de riesgos de la Xunta, Jose Rodríguez Arribe, que participa en un plan destinado a mejorar la seguridad en el sector indicó a Efe que hay varios factores que han contribuido a mantener ese elevado índice de siniestralidad, entre los que destacó la tendencia a enrolar trabajadores internacionales ‘con muy poca formación’.
Rodríguez Arribe añadió que esas tripulaciones ‘están sometidas a jornadas interminables’ y ‘cada vez arriesgan más’, ya que tienen a una presión para ‘rebajar costes’ y compensar así la subida del precio del carburante.
‘En el mar, algunos se creen que son el capitán Trueno y que los problemas siempre los ocurren a otros’, comentó el técnico, quien señaló que algunos marineros ‘pasan de las medidas de seguridad’ y no quieren se conscientes de que ‘caer al mar mal vestido y con botas de agua’ en determinadas zonas es peligrosísimo.
Por ello subrayó que la Xunta está tratando de introducir una especie de ‘bufanda’ con un sistema que se infla automáticamente al entrar en contacto con el agua que disponen además de una alarma que permite localizar su posición por un sistema de satélites.
Rodríguez Arribe subrayó que en el sector de la pesca, que ocupa en Galicia entre 28.000 y 30.000 trabajadores en Galicia, hay además ‘falta de cultura preventiva’ y un ‘fatalismo ancestral’ difícil de superar.
Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Titulados Náutico-Pesqueros, José Manuel Muñiz Ríos, observó a Efe que la tendencia actual en el sector de la pesca en Galicia está orientada a ‘sacar el máximo beneficio’ y ‘reducir costes’.
Muñiz Ríos criticó el ‘dumping social’, consistente en contratar cada vez más a personal de diversos países sin la suficiente preparación que, añadido a las ‘barrera idiomáticas’, favorecen que haya ‘más riesgo inútil’.
Así, indicó que ‘al capitán o al patrón, le meten una tripulación sin la mínima cultura marítima, que no comprende el mismo idioma y que es incapaz de responder en situaciones de emergencia, y el barco no puede ofrecer el mismo resultado que el de una tripulación adiestrada y preparada’.
El responsable de esa asociación de técnicos subrayó que los armadores y las autoridades deberían adoptar más un modelo de desarrollo inspirado en otros países europeos en los que la mejor preparación de los marineros contribuye a mejorar la competitividad y reducir el riesgo.
Muñiz Ríos consideró necesario modificar la normativa actual para ‘obligar a los barcos a llevar un traje de supervivencia por tripulante con la correspondiente radiobaliza para evitar la hipotermia y localizarlo en caso de naufragio’.
También abogo por reforzar las inspecciones de las autoridades para ‘controlar que el barco cumple requisitos sobre seguridad y estabilidad’.
Advirtió que el sector de la pesa ‘o da un giro’ para mejorar las condiciones sociolaborales y evitar que se ‘hunda en el desprestigio y la marginalidad’ o corre el riesgo de naufragar.
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