Motorista de la Guardia Civil de tráfico que trabaja en Madrid, entre los veintitantos y los cuarenta años. Una más que posible víctima de depresión por estrés laboral y otras muchas razones.
Los datos estadísticos al respecto en la Comunidad, facilitados recientemente en el Congreso tras una pregunta parlamentaria, indican que durante 2006, todos los meses había unos veinte agentes de baja por motivos psicológicos.
Un problema que continúa a día de hoy y que los representantes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (Augc) consideran una verdadera plaga que afecta al cuerpo en toda España y más virulentamente, si cabe, en Madrid, que sólo es superada a este respecto por la Comunidad Valenciana y Andalucía.
Para la Augc el problema es que «el Cuerpo crea unas determinadas patologías, pero los mandos se niegan absolutamente a aceptarlo. Eso provoca situaciones terribles».
Según su versión, la baja psicológica está muy mal vista dentro del instituto armado, con lo cual muchos de lo que la soclicitan se ven sometidos a una situación de acoso laboral constante, lo que, lógicamente, no hace sino aumentar el problema mental que pueda haber.
M. está de baja y antes era un guardia civil «de los que ellos llaman de alto rendimiento», dice. Experto en temas de tráfico, con cursos completados brillantemente sobre la complicada legislación de transportes y que ponía un número de multas muy considerable. Para él, fue su estricto sentido de la justicia en este punto, lo que lo hizo caer en desgracia. «Yo le pongo una multa igual al que lleva un Mercedes que al que conduce un Seat Panda. A mi me enseñaron que la justicia era igual para todos».
Desde hace un tiempo, su vida se ha convertido en un calvario de expedientes y denuncias por parte de sus superiores inmediatos. Curiosamente, los ha ganado todos, pero, mientras, ha sido apartado de lo que era su especialidad y su vocación, y su cuadro clínico se ha agravado considerablemente.
«Lo que no es normal», dicen desde la Augc, «es que tengas a un número de chavales muy jóvenes y perfectamente sanos entrando y que al cabo de un tiempo todos tengan algún tipo de problema psicológico».
Las razones, pues, además del estrés de trabajar en una ciudad como Madrid, la incomprensión de la estructura misma, el régimen de vida en las casas cuartel, la disciplina militar y en algunos casos la persecución sistemática a quien sufre el problema prisológico.
La Guardia Civil tiene el mayor índice de suicidios entre las fuerzas de seguridad. «Y por supuesto no se contabilizan los intentos, que son muy numerosos».
Un tema a revisar, y que afecta acaso a la misma esencia del funcionamiento del cuerpo.
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