El Gobierno paraguayo estudia decretar un día de asueto laboral para la vacunación masiva contra la fiebre amarilla, tras la llegada prevista para este fin de semana de dos millones de dosis de un programa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El presidente Nicanor Duarte anunció ayer que analizará con el ministro de Justicia y Trabajo, Derlis Osorio, la posibilidad de declarar un día descanso laboral y educativo en varias regiones del país, para inmunizar masivamente a los paraguayos.
Explicó que en la vacunación masiva se usarán los dos millones de dosis adquiridas por el Gobierno a un coste de 3 millones de dólares del programa controlado por la OMS.
Ese lote se sumará a las 800.000 dosis enviadas por Brasil, las 144.000 de Perú y las 100.000 que llegaron de Venezuela, país que cedió, además de expertos contra epidemias, dos toneladas de insecticidas para luchar contra el mosquito transmisor de la fiebre amarilla.
Las autoridades paraguayas también esperan para las próximas semanas la primera entrega de 600.000 dosis ofrecidas por la Organización Panamericana de Salud (OPS) de su fondo rotatorio de vacunas.
"Agradezco a todos los países que están expresando su solidaridad con nosotros; no hay vacunas en la región. Argentina está pidiendo a Brasil, Bolivia a la Organización Panamericana de la Salud (OPS)", afirmó Duarte.
"Esto es un brote realmente sorpresivo para todos los calificadores de la medicina pública de la región y (lo) estamos enfrentando", aseguró.
Paraguay, en estado emergencia desde el pasado día 15 tras la detección de dos focos de fiebre amarilla en el centro del país y en un municipio cercano a Asunción, sólo tenía unas 100.000 dosis de vacunas cuando surgieron los primeros casos sospechosos a principios de este mes.
En los primeros 20 días de este mes han sido vacunadas en el país algo más de 564.000 personas, de acuerdo con los datos oficiales.
Asimismo, el Ministerio de Salud indicó que de las siete muertes de pacientes con algunos de los síntomas de la enfermedad, tres fueron descartadas y las otras son consideradas altamente probables a falta de los resultados de la pruebas clínicas enviadas a Brasil.
No obstante, los medios de comunicación elevan a ocho los fallecimientos probables por la fiebre amarilla.
El Ministerio ha notificado a la OMS siete casos confirmados y, de acuerdo con sus cifras, 27 están a la espera de los análisis de laboratorio.
Además del bloqueo epidemiológico en los focos detectados, las autoridades sanitarias proseguían ayer las vacunaciones en al menos diez centros de salud de Asunción, en tres pueblos del departamento de San Pedro (centro), donde fueron confirmados los siete casos, y en un barrio de San Lorenzo, municipio cercano a la capital.
Tres de los casos fatales calificados por las autoridades como "altamente probable" de fiebre amarilla ocurrieron en Laurelty, un barrio de San Lorenzo, mientras que el cuarto se registró en Lima, un distrito de San Pedro.
La fiebre amarilla, desconocida en el país desde hace 34 años, es transmitida por la picadura del mosquito "aedes aegypti" en las áreas urbanas y del "albopictus" en la selva.
El ministro de Salud, Óscar Martínez, insistió en que no hay razones médicas para temer una epidemia, mientras se bloquee con vacunas las zonas donde se registraron casos y, principalmente, si se eliminan los criaderos del vector.
Por su parte, el viceministro de Salud, Antonio Barrios, dijo que la prioridad del programa de vacunación sigue siendo las áreas de riesgo, es decir, los municipios aledaños a Asunción y San Pedro, donde se inmuniza "casa por casa".
También anunció que las brigadas sanitarias recorren las cárceles y lugares de "hacinamiento de personas", ante la denuncia en las últimas horas de la existencia de reclusos con fiebre en la cárcel asuncena de Tacumbú, la mayor del país.
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