Cascos básicos y baratos; uniformes sin protecciones, desgastados y compartidos; y motocicletas viejas que acumulan miles de kilómetros. Éstas son algunas de las deficiencias con las que trabajan a diario los motoristas del Cuerpo Nacional de Policía en Palma, según han denunciado los sindicatos policiales e, incluso, los familiares de los agentes. Las cifras de siniestralidad tampoco acompañan. En los últimos tres años se han producido en la ciudad tres graves accidentes de tráfico con fatales consecuencias. Dos agentes motorizados han quedado incapacitados para su trabajo y han tenido que jubilarse. En la mayoría de casos, se trata de funcionarios jóvenes, con edades comprendidas entre los 30 y 40 años, que ven truncada su carrera profesional de forma repentina. El último siniestro se produjo el pasado viernes 29 de febrero en el poblado de Son Banya cuando un policía iba a apoyar a unos compañeros en apuros y sufrió una aparatosa caída que le causó graves lesiones en una pierna. El herido lleva dos semanas hospitalizado en la UCI y los facultativos aún no han avanzado qué secuelas le podrían quedar.
Malestar creciente
Los sindicatos policiales han confirmado que los agentes están muy sensibilizados tras este último caso. Tanto la Unión Federal de Policía (UFP) como los familiares de los funcionarios han mostrado su malestar por las deficiencias en el equipamiento de los motoristas. Según su versión, los uniformes carecen de protecciones y están desgastados por el paso del tiempo, las botas son inadecuadas y los cascos, muy básicos. Fuentes de la UFP han informado de que el problema principal de los ´Rayos´ (policías motorizados) es que no están catalogados ni reconocidos y no figuran como especialidad, a pesar de que patrullan a diario por las principales ciudades españolas y que gozan de una gran efectividad y respuesta.
Esta situación, que es conocida desde hace años, genera una serie de inconvenientes, entre ellos el equipamiento. Así, los ´Rayos´ no disponen de un uniforme adecuado, ni de botas, ni cascos especiales para su trabajo. Según fuentes de la UFP, el casco que llevan los motoristas no ha pasado la normativa de seguridad ni los controles del servicio de prevención de riesgos laborales de la Policía. Se trata de un casco muy básico con mentonera abatible que únicamente ha pasado una primera homologación o revisión externa y que no tiene nada que ver, por ejemplo, con el que llevan los miembros del GAP de la Policía Local de Palma, uno de los más seguros del mercado.
En cuanto al uniforme, carece de protecciones y de tiras reflectantes. Muchos están desgastados, viejos e incluso los han compartido entre compañeros. Normalmente, la vestimenta es la de la Unidad de Intervención o de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que también tiene carencias. Los agentes están esperando que lleguen nuevos uniformes de Madrid, pero algunos han tenido que salir a patrullar de paisano por Palma al no haberse solucionado el problema.
Las motocicletas de la Policía cuentan con decenas de miles de kilómetros debido a su amplio uso. Algunos de los vehículos acumulan 60.000 kilómetros y tienen más de ocho años de antigüedad. Al contrario que los ´zetas´ (coches patrulla), las motocicletas no están incluidas en el sistema de ´renting´ que facilita que la flota de vehículos se renueve cada cuatro años.
Actualmente, en Palma hay una plantilla de una treintena de agentes que pertenecen a los denominados ´Rayos´. Éste es uno de los grupos más grandes que hay en España, similar al de Sevilla y por detrás de los de Madrid y Valencia. Es un servicio voluntario al que los agentes acceden por voluntad propia. Los sindicatos han apuntado que, en muchas ocasiones, los policías tienen que comprarse su propio material: botas, chalecos antibalas, cinturones o guantes anticorte. La UFP ha incluido esta problemática para la próxima reunión de día 27 de marzo.
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