Según explica el responsable de salud laboral de la federación Fecoma en Alicante, José Hurtado, son dos las situaciones que se están produciendo de forma más o menos generalizada y que causan riesgos para la salud pública de los viandantes.
El primer factor reside en que las grúas se usan con demasiada regularidad como «auténticos tendederos». «Está bien que se cuelgue durante las jornadas de descanso, como ha sido el caso, el cajón en la grúa, pero es que ya se coloca todo tipo de maquinaria, hasta las cortadoras de madera y otros utensilios», explica Hurtado, que anuncia una denuncia por escrito ante la Inspección de Trabajo de Alicante.
En la misma queja incluirá otras consideraciones. Las torres grúas deben quedarse fijadas durante los fines de semana, por la noche y en jornadas festivas «a veleta». Es decir, la estructura metálica se mueve automáticamente en función del tipo de viento que sople. Sin embargo, en las últimas jornadas se ha detectado que las grúas se encallan por la presión del viento y se produce el disparo de sirenas y alarmas, incluido a medianoche, lo que origina no pocas quejas del vecindario en zonas de Alicante, de San Vicente y de otros municipios.
Desde el sindicato CC OO se admite, en cambio, la limitación de recursos humanos y técnicos de la Inspección de Trabajo, pese a que dispone en Alicante de dos equipos específicos para la prevención de riesgos en el sector de la construcción.
Hurtado advierte de que la eventual caída de los utensilios y maquinaria en días muy ventosos en los que no se trabaja por ser festivo podrían causar auténticas desgracias personales. El sindicato reclamará también más atención a este hecho a la patronal del sector.
Pese al parón de la construcción, la Costa Blanca está sembrada de torres grúas de norte a sur.
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