El hecho es que cada vez un mayor número de compañías están pidiendo a sus empleados que asistan a las reuniones sin sus portátiles, BlackBerry, PDA, iPhone o cualquier otro dispositivo que pueda desconcentrar a los asistentes.
Y es que a medida que los ordenadores y los teléfonos se han hecho más ligeros y cómodos de llevar, los empleados han ido descubriendo una diversión con la que pasar de la forma más amena posible las reuniones.
En opinión de Tood Wilkens, responsable de la empresa de diseño Adaptive Path en San Francisco, desde que se dejaron de usar este tipo de dispositivos en las reuniones, “éstas son mucho más productivas”.
Según Linda Stone, antigua trabajadora de Apple y Microsoft, lo que producen estos dispositvos en las reuniones no es un déficit de atención, sino más bien “una atención parcial continua”.
Pero no sólo las empresas sufren las distracciones de sus empleados a causa de los gadgets, también las universidades. En la facultad de Derecho de la Universidad de Michigan, los estudiantes ya no pueden navegar por Internet en clase. Antes de esta prohibición general, algunos profesores ya impedían el acceso a clase con un portátil.
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