Manejar las emociones en ambientes laborales requiere de autocontrol, y esta habilidad hay que cultivarla. Ante una situación inesperada -o una crisis- no hay que perder la calma, debemos entender qué sucede, sopesar las variables y elegir el mejor camino en un clima de serenidad.
Siempre habrá situaciones que nos alteren a nivel emocional, y en los espacios laborales se pueden presentar con matices muy variados; sin embargo, debemos trabajar para lograr manejar ese «estado de alteración» -reducirlo o neutralizarlo-, lograr tranquilizarnos y transmitir calma al resto. No quiere decir que no vamos a sentir esas emociones, sino que ellas no conseguirán descontrolarnos. El sentimiento de impotencia o disgusto puede permanecer, pero nuestra reacción puede ser respetuosa y serena.
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