Los principales beneficios fiscales de la nueva ley son los siguientes:
- Deducciones IRPF: se ha incrementado de 60.000 a 100.000 euros la cantidad máxima anual de deducción y el porcentaje de deducción se eleva del 30% al 50%, lo que beneficia tanto a los socios fundadores de las startups, como a los inversores privados y a la apuesta por el capital extranjero. No obstante, para beneficiarse de esta reducción es requisito que los fondos de la empresa no superen los 400.000€ en el inicio del periodo impositivo en el que el contribuyente adquiere las acciones o participaciones.
- Reducción del tipo impositivo en el Impuesto de Sociedades y en el Impuesto sobre la Renta de No Residentes: durante un máximo de cuatro años desde el primer período en el que la base imponible resulte positiva hasta los tres siguientes, se pasa del 25% actual al 15%.
- Aplazamiento del pago de las deudas tributarias: en la fase inicial, las startups pueden aplazar el pago de la deuda tributaria correspondiente a los dos primeros periodos impositivos en los que la base imponible del impuesto sea positiva.
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