La semana laboral de cuatro días es un asunto que se está colocando en el centro del debate actual sobre cómo afrontar el futuro del trabajo y del rendimiento empresarial. Cada vez más empresas en todo el mundo están probando qué efecto tiene en sus resultados y en la satisfacción de sus empleados el cambio de una semana laboral de cinco días a una de cuatro, así como el papel que la tecnología y la automatización pueden jugar en esta transformación.
Según datos de la OCDE, España se sitúa en mitad de la tabla en cuánto a horas trabajadas al año, con una media de 1.641 horas, por encima de Alemania, que es el país en el que menos horas se trabajan al año de media, con 1.349 y la media europea que se sitúa en 1.566 horas de media.
Este proceso de cambio social no alcanza solo a los responsables de la toma de decisiones, sino que también genera cambios en los trabajadores. Tendencias como la “renuncia silenciosa” están provocando un cambio de paradigma en el mercado laboral y empresarial, en el que cada vez se busca un mayor equilibrio entre la vida personal y laboral. Un informe de Infojobs revela que la intención de cambio de trabajo ha aumentado en dos puntos respecto a 2021, pasando del 15% al 17%. La falta de compromiso por parte de los trabajadores o un mal ambiente laboral puede provocar deficiencias en el rendimiento y productividad de la compañía.
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