En línea con la tendencia generalizada de avanzar hacia modelos de desarrollo con una mayor conciencia del impacto que las actividades tienen en el medioambiente y sobre los recursos disponibles, las empresas están incorporando la variable de la sostenibilidad como parte de su estrategia de crecimiento. Las compañías, estimuladas por el denominado ‘Efecto Bruselas’, han tenido que empezar a incorporar el factor de la sostenibilidad en sus planes estratégicos, en buena medida por la presión ejercida desde el ámbito legislativo, especialmente en Europa.
A la hora de ofrecer financiación, los bancos se fijan, cada vez más, en los riesgos indirectos, asociados a la normativa de sostenibilidad vigente, y directos, relativos a los riesgos físicos en los que el cambio climático es evidente, especialmente presentes en sectores como la agricultura o la ganadería.