La labor de un buen líder resulta esencial en todo equipo de trabajo. Ya han quedado atrás los líderes de carácter autoritario, ahora, un buen líder es aquel que sabe, por un lado, adaptarse con facilidad a los cambios y retos, y, por otro, que no solo tiene un buen equipo a su alrededor, sino que cuenta con ellos y los hace partícipes de sus decisiones.
En este sentido, durante los últimos años las grandes empresas han comenzado a incorporar “soft skills” que permiten llegar más rápido a los objetivos establecidos. Se trata de herramientas que permiten articular un ambiente más sano, con bajos niveles de estrés y un gran aumento de productividad.
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