La labor de un buen líder resulta esencial en todo equipo de trabajo. Ya han quedado atrás los líderes de carácter autoritario, ahora, un buen líder es aquel que sabe, por un lado, adaptarse con facilidad a los cambios y retos, y, por otro, que no solo tiene un buen equipo a su alrededor, sino que cuenta con ellos y los hace partícipes de sus decisiones. Mercè Rovira, licenciada en psicología clínica, psicopedagoga y psicoanalista, explica que, actualmente, “para ser un buen líder hay que enfocarse en las habilidades emocionales”. Y agrega: “el líder actual debe saber motivar, enseñar, acompañar y guiar al equipo de profesionales hacia una meta común”.
Tras la pandemia, todo cambió. Las emociones se acentuaron, obligando a los individuos a enfrentarse a situaciones poco comunes y, en muchos casos, complicadas. Además, desde el punto de pinta empresarial, miles de negocios tuvieron que aprender a convivir en un mundo cada vez más volátil, incierto y ambiguo. “En este contexto se volvió clave desarrollar la inteligencia emocional de los líderes como una cualidad conectada directamente a la toma de decisiones, sabiendo que el éxito ya no depende solo de cualidades técnicas e intelectuales”, reafirma Mercè Rovira. Junto a estas cualidades, la experta señala a la amabilidad y el respeto como otras dos piezas claves en el liderazgo de toda empresa: “No existe la una sin la otra. Son niveles básicos de educación que jamás hay que perder”.
La realidad postpandémica ha planteado un escenario de cambios socioeconómicos casi diarios, lo que les exige a las empresas, y por ende a sus líderes, una rápida adaptación e innovación. Esto implica que los procesos deben darse de manera más ágil.
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