Ahora, tras dos años de pandemia y el comienzo de una guerra que nos toca muy de cerca, la salud mental de nuestra sociedad es muy vulnerable. Las personas estamos desgastadas emocionalmente, aún nos estamos recuperando de la pérdida de los seres queridos y acostumbrándonos a vivir con un enemigo potencialmente mortal mientras nos acecha una gran incertidumbre económica.
Nuestra salud emocional está resentida y necesita recuperarse poco a poco antes de que podamos resurgir con más fuerza que antes y aprender de todo lo que hemos vivido durante estos años para crecer y convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos.
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