El teletrabajo es actualmente inaccesible para la mayor parte de empleados. El Banco de España estima que sólo el 30,6% de los asalariados tiene la posibilidad de trabajar en remoto, aunque el porcentaje se eleva al 60% en las ocupaciones que exigen una mayor cualificación. Todavía existe resistencia en ciertas entidades, que corren el riesgo de perder opciones y quedarse atrás en la oferta de flexibilidad, un valor al alza que los empleados solicitan y que priorizan para elegir trabajo.
No evolucionar y seguir anclados en el modelo presencial significará perder potencial de atracción y retención de talento. Además, para conseguir que los modelos híbridos tengan un impacto positivo en la productividad, probablemente habrá que favorecer el teletrabajo voluntario, invertir en infraestructuras físicas en los hogares, así como en la formación de directivos y trabajadores.
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