El concepto de gamificación no es nuevo, pero es ahora cuando en muchos proyectos formativos comienza a utilizarse con más frecuencia. La gamificación consiste en aplicar formatos, procesos emocionales y mecánicas de los juegos en diferentes contextos de formación, con la intención de motivar y desafiar a los participantes a la resolución de retos y problemas, que luego pueden extrapolar al mundo laboral.
Hay distintos tipos de gamificación aplicables a la formación, pero la que se realiza, principalmente, es la creación de experiencias a través de historias en las que se desarrolla el proceso de aprendizaje. Se trata de situar al empleado dentro de un determinado entorno con un enfoque inmersivo y plantearle retos, preguntas, actividades y situaciones, en las que tiene que tomar una decisión ante múltiples alternativas y finales.
Asimismo, este tipo de gamificación sirve para entrenar determinados comportamientos, destinados a desarrollar las habilidades necesarias en el trabajo y favorecer la innovación a través de giros o resultados inesperados. Además, pueden dar lugar a líneas de investigación para nuevos modelos de actuación, ante determinadas circunstancias que ocurren en la empresa.
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