Por mucho que los políticos intenten culpar a los españoles de la segunda ola, lo cierto es que el comportamiento ciudadano, salvo excepciones, ha sido y es ejemplar. O sino pregúntenle a sus ojos, si cuando van por la calle ven a alguien -salvo excepciones insisto- sin mascarilla, o si en el metro hay alguna persona que se quita el ‘tapabocas’ en medio de un vagón lleno de gente y con mucho calor. No, los ciudadanos no tenemos la culpa.
¡Bravo!
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