Hemos llegado a una situación insostenible de corrupción. No puede ser que, mientras los ciudadanos y empresarios pagamos impuestos, trabajamos para crear riqueza e intentamos llevar una vida ordenada, nuestros cargos políticos se dediquen, en su mayoría a vivir del cuento e intentar, en la medida de lo posible, que el origne de su patrimonio sea de dudoso origen.
Eso sí, mientras tanto, a pagar impuestos.
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