Pasa el tiempo y nadie manda en un organismo que, según se dice, tiene que estar al servicio de los ciudadanos. Por un tema puramente político, un ente público sigue a la deriva.
Una pena que pagamos con nuestros impuestos.
Pasa el tiempo y nadie manda en un organismo que, según se dice, tiene que estar al servicio de los ciudadanos. Por un tema puramente político, un ente público sigue a la deriva.
Una pena que pagamos con nuestros impuestos.
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