Mientras sus vecinos del sur de Europa se comen las lentejas y asumen a regañadientes las obligadas ampliaciones de jornada laboral y los reajustes salariales, ellos le hacen ascos al caramelo y se oponen a ampliar sus vacaciones. Los suizos prefieren quedarse como hasta ahora: trabajar todo el año y descansar sólo cuatro semanas en lugar de seis.
Nunca se ha dudado de la exactitud suiza.
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