En estos duros momentos que estamos atravesando, es cuando más se nota la soledad que padecen todos los directivos ante determinadas situaciones profesionales y, también a veces, personales, que les impiden tener un brazo amigo en el que apoyarse para salir adelante ante situaciones adversas.
La fuerza de voluntad, la ilusión y la automotivación tienen que ser el alimento para poder afrontar tanta soledad.
Y paciencia, mucha paciencia.
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