Sin lugar a dudas que el capitan sea el primero en abandonar la nave cuando se está hundiendo, dice mucho de las características del navegante.
Con más de cuatro millones de parados, con un mercado de trabajo en una situación desastrosa, con el mundo laboral desmantelado, al ínclito Celestino sólo se le ocurre marcharse y dejar todo manga por hombro.
¡Vergonzoso!
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