Si la gestión hubiera sido la adecuada, las fusiones que se están planteando en muchas comunidades autónomas, no tendrían sentido.
Que la mala dirección la paguen, al final, los trabajadores que se van a ver despedidos al duplicarse las estructuras, es lo que, primero, deberían plantearse los políticos a la hora de insistir tanto en las fusiones previstas.
Los comentarios están cerrados.