Con la sobrecarga de trabajo que tienen se han visto obligados a buscar refuerzos con jueces que trabajan por la tarde y que, aunque con bastante exceso de faena, puedan dictar luminosas sentencias que dejen a jetas, caraduras, ladrones, sinvergüenzas, copiones y vagos en el lugar que les corresponde.
Y es que ya se sabe «la soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió».
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