Es vergonzoso que un fallo, según parece, del Instituto Nacional de Estadística, haya levantado ampollas, creado una justificada alarma y revelado unos datos que, por pésimos, no es de extrañar que quieran retrasar su publicación hasta el viernes próximo para que, con el fin de semana por medio, se puedan diluir en la mente de los españoles.
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