En Burgos el otro día, unos empleados de una entidad financiera lograron detener el timo del «Tocomocho» al que iba a ser sometida una pobre anciana.
Que a estas alturas, la avaricia siga siendo uno de los pecados capitales de los españoles, demuestra que, por mucho que estemos evolucionando, poco cambiamos en lo que a la desmedida ambición por el dinero fácil tenemos en España.
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