No es agradable que te echen del trabajo y que cierren la fábrica en la que laboras, pero de ahí hasta amenazar con volar la propiedad de la empresa que te está echando hay una abismo y no nos parece adecuado que las lógicas y necesarias reivindicaciones laborales de unos trabajadores a punto de perder sus ingresos se transformen en amenazas cuasi terroristas.
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