No es porque signifiquen el futuro y la garantía de nuestras pensiones. No es porque su llegada suponga una alegría para cualquier familia. No es porque cerca de nosotros siempre tengamos alguien que acaba de tener la dicha de ser padre o madre.
Es porque, de vez en cuando, nos gusta pensar que hay otra vida fuera de la crisis.
Así que a todas aquellas personas que hayan tenido en estas últimas fechas la fortuna de tener un/a hijo/a
¡Enhorabuena!, ya saben que vienen con un pan debajo del brazo.
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