Que los propios diputados sean los que negocien entre sí la transparencia de sus actividades extraparlamentarias es como dejar al zorro la responsabilidad sobre la seguridad del gallinero.
Da igual de qué signo sean, la casta política va por caminos distintos al resto de los ciudadanos y trabajadores, y sus intereses no coinciden, en la mayoría de los casos, con los de estos.
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